Los premios son una motivación muy fuerte en las competiciones que ayudan a la conservación

La perdiz pardilla es un ave de caza que se benefició tanto de la agricultura de cereales que cientos podrían ser objeto de caza deportiva diariamente en las fincas. Los perros fueron utilizados para encontrar perdices a las que disparar, pero la mayor habilidad se requiería en su formación para la cetrería, para la que los perros tienen que ser especialmente obedientes.

Aunque la agricultura intensiva ha sido mala para las perdices, los agricultores saben gestionar la tierra para mantener a las perdices (y otras plantas y animales con necesidades similares) en caso que los reducidos ingresos agrícolas se compensen. En Udine, en Italia, la comunidad local trabajó con los propietarios para organizar tres zonas de la tierra para conservar la perdiz. En la zona con los mejores hábitats, las perdices fueron conservadas para entrenar a los perros a encontrarlas, pero no coger ninguna. En una zona media los agricultores fueron compensados ​​por los halconeros, para quienes una perdiz capturada es un gran logro, y la zona exterior fue usada para el tiro.

Un perro de muestra en las pruebas de Zadar en Croacia

En Zadar, en la costa adriática de Croacia, incluso los ensayos de perros de caza producen suficientes ingresos para garantizar la conservación de la perdiz pardilla. Los dueños de los perros en Italia, Francia y España pagan entrenadores profesionales a 90 € por día para preparar sus perros para la competición. Los ensayos duran hasta 20 días, con un precio de entrada diaria de 35 € y más de 200 perros cada día, lo que además es una contribución muy importante a los hoteles y restaurantes locales.